Alternativa sin lactosa: leche de avena.
La leche de avena se digiere mejor y aporta todas las vitaminas y minerales necesarios, a diferencia de la leche de vaca normal, que a su vez contiene lactosa nociva, que provoca diarrea, flatulencia e hinchazón.
La acumulación de lactosa en el intestino se convierte en un caldo de cultivo para bacterias patógenas.
La leche de avena normaliza el metabolismo y elimina el exceso de líquido. Reduce los niveles de azúcar y colesterol, lo que favorece la pérdida de peso.
Se puede tomar simplemente leche de avena, en café o batidos, o en copos.